sábado, 3 de enero de 2009

Año nuevo, vida nueva

Existe la costumbre (Aunque más que una costumbre, diría que es un tópico, porque a mí todavía no me ha pasado) de emprender nuevos proyectos con el año nuevo, del tipo de apuntarse al gimnasio, aprender inglés, conseguir que no se te muera el canario a los dos meses, y todo un sinfín de posibilidades. Sin embargo, todas estas propuestas ni se nos pasan por la cabeza en cualquier otro momento del año.

Al parecer, empezar un nuevo año es como reiniciar tu vida; intentas corregir todo aquello que has hecho mal el año anterior, y compensar las cadencias que hayas podido tener. ¿Por que? desde el punto de vista estrictamente astronómico, es un día cualquiera. Empieza una nueva vuelta al sol, ¿Seguro? también empezaría una nueva vuelta al sol el 20 de abril, si acabara también ese mismo día; un círculo es la manifestación del infinito, no tiene principio ni fin, pero a la vez, tiene una infinidad de ellos.
Pero, por algún motivo que no alcanzo a comprender, el 31 de diciembre, la gente se atraganta con una docena de uvas, se viste con ropa interior de color rojo, come lentejas, o lo celebra de acuerdo con su país y su cultura; pero, una cosa que hacemos en todos los lugares del mundo es arrancar el calendario de la pared, y dárselo al niño para que lo use para pintar, y colgar en su lugar uno nuevo, dejando que el espíritu del año nuevo nos inunde al descubrir la primera página, y mirar, como si se tratara de un hijo al que se contempla con orgullo, el número 1; el primer día del año, al frente de todos los demás. A pesar de que nada diferencia físicamente ese mismo momento con una hora atrás.
El año nuevo es una actitud. (Vaya, esto me suena) la medida del tiempo es una actitud, pero, sin embargo, es una cadena que el hombre se ha forjado a sí mismo, para atarse al tiempo, al mundo y a la sociedad.


Esto no se puede quedar así; Tengo que escribir mas sobre esto… pero no hoy, pues si no me alejaría demasiado del tema…
Para despedir esta cuarta entrada del blog, una pregunta a la pared: ¿que se celebra con las campanadas, la llegada de un nuevo año, o el fin de otro pequeño ciclo de nuestra vida? Me diréis: ambas cosas, por supuesto, pero yo os digo, ¿Cual se celebra con más intensidad, o de cual se acuerda más toda esa multitud que da un salto al nuevo año?


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