martes, 6 de abril de 2010

Todos los caminos llevan a Roma

Roma vino, pasó y se fue aproximadamente en el mismo periodo de tiempo en el que lo había hecho una vez París; sin embargo, algo dentro de nosotros, algo que nos habla en un italiano afrancesado nos dice que no fue lo mismo.


Si pensamos en una semana antes de partir, creo que veremos una sensación que ni de lejos llega a hacerle sombra a lo que sentíamos cuando se acercaba París. Una persona dijo, y lo creo y lo comparto, que tal vez fuera porque aquel fue el primer viaje de EQF como tal, nuestra primera gran semana de convivencia los unos con los otros, después del "Boom" magdalenero del 2009, y nada más y nada menos que en la ciudad del amor. Este viaje, sin embargo, tal vez estuviera marcado por el hecho de que, a pesar de ser a Roma, una capital tan merecedora de ese título como su correspondiente francesa, no dejaba de ser un viaje más, otro de tantos.
El viaje en sí fue una experiencia inolvidable como lo será cualquier viaje que hagamos cualquiera de los que leamos esto con cualquier persona o grupo de personas a las que apreciemos. No obstante, y creo que ahí reside la diferencia, no fue el primero.
Bien alejada de la atmósfera bohemia, romántica y revolucionaria de París, Roma tiene una atmósfera monumental y eclesiástica, una atmósfera de cuna de la civilización, algo derruida ya, y de majestuosidad, arte y barroco. Pizzerias i Gelattos nos recuerdan que estamos en Itlaia, como también lo hacen los conductores suicidas, y los alegres camareros; por la otra parte, una estatua en cada esquina, fuentes, y catedrales enormes y majestuosas salidas de la nada nos recuerdan la proximidad al vaticano, la Santa Sede, y nos hablan de siglos y siglos de esplendor, historia y, como ya he dicho antes, Arte, mucho Arte. Aunque este arte, en contraste con los pintores callejeros de Montmartre, representa una faceta más... digamos "adinerada" o mejor "rica" del arte, cuando aquellos representaban la faceta más proletaria (bonita palabra) del oficio.

Aunque el Tiber parezca hermano gemelo del Sena, y muchas de las estampas de sus riberas y las del colega parisino nos hagan dudar por un momento si nos habremos equivocado de ciudad, hay algo en Roma que la diferencia de París; algo que hasta ahora no había sabido identificar, pero con la que he tropezado por fin: Roma está hecha con piedras de Iglesias, de grandes señores, y de orgullosos pasados, mientras que París se construye con música, adoquines bañados por la lluvia, y paredes que aún resuenan con ecos de disparos, de bastillas, comunas y mayos.
A la vuelta de este viaje, hemos pensado -mi cerebro y yo- si acaso no merecía un post igual de digno nuestra recién conocida amiga la capital de la pasta. La verdad es que cariño le hemos cogido. La verdad es que ha merecido la pena, por supuesto. Pero, lo que le ha faltado a este viaje, lo que lo ha diferenciado de Paris, lo que lo hace distinto, pero no por ello mejor, es, como ya he dicho antes, que éstos cinco dias en Roma, éste viaje que acabamos de hacer, no era, ni será nunca, el primero.
Me despido con éste merecido homenaje de un viaje que no ha sido igual. Aunque, si lo hubiera sido...
menuda mierda, ¿no?

4 comentarios:

  1. Ya leí esto hace un par de semanas, pero de repente mientras sin saber porque mi cabeza se ha puesto ha pensar en Roma e vuelto a este lugar.
    Esta claro que no ha sido lo mismo que París y como tú dices si no menuda mierda.
    Ya hace un tiempo que me propuse una cosa, se trata de visitar todas esas grandes capitales algún día, poco a poco. Cada una tiene su historia y me gusta decir que en pequeña medida hemos formado parte de estas. Por el hecho de cada una ser única, cada una tiene su caracter, sus caracteristicas,...
    En conclusión se podría decir que me he enamorado de Roma igual que de Paris en su dia,... pero no ha sido lo mismo.

    Próximo destino Berlín ¿o quizas Praga? ;)

    ResponderEliminar
  2. Cada ciudad es diferente, sí, y cada viaje es diferente también (uno fue el pionero, otro el secundón...). Sin embargo, no has mencionado que VOSOTROS, los d eqf, o como sea, también sois diferentes. No lo has considerado y creo que es uno de los quids de la cuestión. Todos sois un año más viejos. Trescientos sesenta y cinco días de experiencias varias que, inconscientemente, os han cambiado, os han hehco madurar; vosotros no sois los mismos que, un año antes, viajasteis hasta las riberas del Sena. Ello ha ayudado seguro a condicionar vuestra percepción del viaje de Roma. ¿No lo has pensado?

    Perdón por comentar tan tarde. Y eso que yo suelo ser puntual a mi cita con la irrealidad. En fin...

    ZZ

    ResponderEliminar
  3. Que majestuosidad reposa en tus palabras al describir ambas ciudades...imposible expresarlo mejor. He tenido la suerte de pisar Paris...Roma, por descgácia, sigo teniéndola pendiente. Pero todos los seres que me han hablado de ella coinciden en que es una ciudad grande, rica y noble...como bien has dicho...eclesiástica :)!!! Te sigo las huellas :)
    Favole.

    ResponderEliminar