martes, 16 de junio de 2009

No somos nadie

- ¿Como puede haber llegado a esta situación?
- No lo sé, caballero. Le juro por Dios que no lo sé.
- Lo tiene todo. Su vida es la vida que cualquier ciudadano decente puede desear: tiene un cargo importante en una empresa multinacional, está casado con una mujer que lo ama y tiene unos hijos maravillosos; su carrera está en su apogeo, y la semana pasada, según me han contado, llegó incluso a comprarse un yate. ¿Que fue lo que le hizo llegar a esto?

El hombre miró hacia abajo, al enorme vacío que se abría a los pies del rascacielos al que estaba subido, y la visión del suelo doscientos metros bajo él lo sobrecogió.

- Ni idea. No se que daría por saberlo, se lo aseguro; pero el caso es que no lo sé
- ¿Acaso fue por algo que le ocurrió? ¿Algún negocio le salió mal, discutió con su familia, o tal vez con algún amigo?
- No, le puedo asegurar que no fue nada de eso.
- Pues no veo motivo por el cual una persona en su estado podría siquiera plantearse la idea del suicidio.
- La vida da tantos giros...

Su compañero quedó pensativo un momento, dando vueltas a una idea que empezaba a formarse

- Tal vez...
- ¿Si?
- No, pensaba que tal vez, lo que puede haberlo llevado a esta situación puede haber sido su propia vida. Tal vez, esta vida no le llene. Quizás esto no es lo que quería; no es aquello con lo que soñaba. ¿Puede ser, caballero, que un día se haya visto de pronto envuelto en una realidad que no le agrada, que no le llena, y de la que no hay manera de escapar, y por eso ha decidido suicidarse?

El hombre alzó la vista por un momento del vacío y miró al hombre que había junto a él.

- ¿Sabe? creo que podría tener usted razón.
- Ya se lo digo yo. Y hágame caso, porque yo he visto muchos casos como el suyo. En ocasiones, una persona se deja guiar por el interés, o por alcanzar el poder, y no piensa en lo que realmente le haría feliz, abandonando así sus sueños. Hay personas que se dan cuenta de ello en el lecho de muerte, cuando ya el señor los llama a su presencia; otras, sin embargo, lo descubren en medio de su vida, y no tienen más opción que intentar cambiar. En su caso, no ha podido cambiar, y eso es lo que lo ha llevado hasta aquí.
- ¿Y no hay nada que pueda hacer, una vez descubierto el motivo?
- Bueno, supongo que podría rectificar; romper con todo lo que ha hecho hasta ahora, y dar un giro brusco a su vida. En conjunto, salir en busca de aquello que realmente le va a hacer feliz.
- Pero... a todo esto. ¿Esto no se lo tendríamos que decir a él?
- Tal vez, caballero, tal vez debiéramos.

Su acompañante, al igual que él, dirigió la vista unos metros más allá, donde, subido a la misma balaustrada donde se apoyaban ellos, un hombre terminaba sus oraciones y se disponía a saltar desde la azotea de un rascacielos.

- Mire, parece que ya ha acabado de rezar

Los pies del suicida se levantaron del suelo. El hombre que estaba más cerca suspiró.

- Ahí va... ya no hay nada que hacer. Sinceramente, no creí que acabara haciéndolo.

Su acompañante asintió. Se irguió y echó a andar tras despedirse con unas palmadas en el hombro.

- No somos nadie.
- Sin duda, caballero, no somos nadie.



Después de librarse definitivamente del monstruo al que la gente insiste en llamar exámenes, las luminosas noches veraniegas, antes ocupadas en estudiar, leer, o simplemente dormir, que buena falta hacía, se llenan de momentos de inactividad en que la mente empieza a transpirar por efecto del calor.
¿La mente transpira? Por supuesto, al igual que el cuerpo, necesita expulsar aquello que no necesita; los desperdicios que genera su propio funcionamiento. Para estos momentos de transpiración mental, conviene tener siempre un trozo de papel para secarse todo ese antihigiénico y incómodo montón de letras, ya sea el papel físico o virtual. Después de esto, lo lógico sería tirar el papel a la basura, pero como hay algo que me impide por completo tirar a la basura cualquier cosa que lleve letras, y más si proceden de mí, acabo escurriendo este sudor mental en el blog, con la esperanza de que, tal vez, alguien quiera dejar un par de gotitas ahí abajo, donde pone "comentarios".
Ya esta aquí el verano, y con el, los posts veraniegos, sofocantes y espesos.

5 comentarios:

  1. ¿Qué me vas decir? Si hasta yo misma he sentido algunas veces en mi vida ese vacío interno. Yo, que con quince años ni siquiera tengo el rumbo de mi vida definido; definitivamente “no somos nadie” David, pero eso tampoco está tan mal: odio las responsabilidades.

    P.D: ¿Cómo vas a ser tú capaz de tirar letras a la basura? Con lo que tú amas las letras… La lástima es que no te hayas dado cuenta hasta este año cuando te has tenido que decidir por la modalidad de bachiller.
    Otro curso más se suma nuestra lista de años juntos en clase, nunca nos libraremos el uno del otro!!
    Cosa que me alegra :)

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  2. La verdad es que muchas veces sentimos que estamos vacios, ya por unas cosas o por otras, por lo cual ojala siempre pudieramos hacer aquello que nos gustaria sin tener que mirarle las pegas de esto, seria mucho mejor esta vida y algo mas interesante para vivir.
    Pero nos ha tocado vivir en un mundo enel que muchas veces los intereses estan por encima de nuestros sueños. Por eso hay siemptre que intentar cumplirlos,aunque no sea el mejor ejemplo a seguir.

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  3. bueno, joder, el tema esta bien y eso, pero, ¿quereis decir que nadie se ha dado cuenta del truco que hay escondido en el relato?

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  4. ¡Claro que nos hemos dado cuenta! La metáfora es que, a pesar de que podamos sentirnos muy vacíos, en nuestro interior siempre nos quedará algo. Intestinos, vísceras, hígados (algunos más acostumbrados que otros a trabajar, sobretodo los fines de semana), páncreas...

    No, es broma. Yo, la verdad, es que soy un poco corto para deducir cosas. He creído ver que el suicidio de ese tipo es una metáfora de la muerte del año escolar, es decir, "la existencia de ese tipo ha terminado" significa "el curso ha terminado ya".
    ¿Eso es, David, o no? Joder, cada día cuesta más leer tu blog, macho, nos exiges un nivel gramatico-léxico-morfo-sintáctico que no todos los premios planeta tenemos...

    Soy Zarach, por cierto.

    P.D: leyendo tu texto, he recordado una escena que vi una vez en una peli (comedia) de romanos, donde a un tipo que se quería suicidar le espetó un vianante: "Piense bien lo que hace, pues en esta ciudad el suicidio se castiga con la pena de muerte". En fin, alea jacta est.

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  5. Hey David, las corrientes de bits y un error en el último cruce de links me ha traido gratamente de nuevo a tu estanque de letras e ideas semisalvajes, que bueno leerte de nuevo.

    Las fotos, buenas también.

    Ya he visto que te vendrás al partido de futbol del jueves,mi idea es que venga mi amigo que estudia filologia por si querias comentarle algo.

    Nada más un saludo y sigue descifrando así este mundo con tus posts.

    Un saludo,

    Manu.


    Pd. Por cierto igual al suicida le hubiese venido mejor que no fueramos tan egocentricos y no dejaramos de creer que nuestro problemas son los más graves,eso, y que le hubieran dado a él el discursito.

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